Gracias mujer.
Gracias por las batallas ganadas
que otros consideraron causas absurdas,
incluso inmorales.
Gracias por no dejarte vencer ante la injusticia impuesta
que algunos justificaron con leyes humanas o normas divinas.
Gracias por tomar conciencia de una vida robada
y reconocer que después de ti otras sí podrían llegar a tener,
de haber soportado tu tiempo con la esperanza de un futuro mejor.
Porque ni con arrestos, golpes o torturas pudieron doblegarte.
Porque fuiste solidaria al pensar en mi madre,
en mis hermanas,
mis amigas
y proyectarte en mí.
Gracias por permitirme albergar una mejor vida
y ser más libre de lo que tú fuiste.
No olvido compañera tu coraje,
el que me enseñó a defenderte
y me invita a seguir luchando contigo.