Conmigo,
siempre yo a solas y sola
conmigo.
Haciendo fila para morir
porque a eso vine.
Si esto termina sin empezar
es el fin de una existencia
que nunca fue.
¿Qué pasaría si hoy
decidiera asumirlo,
ayudarme,
hacerme cargo de ese fin?
¡Dejar de hacer fila para morir!
Siento un abatimiento incesante
un camino de tristeza que persiste
en aconsejarme no esperar más.
Es tan difícil esto que elegí:
continuar;
y sabiendo que no hay manera
de agotar el destierro,
aceptando la realización imposible,
el idealismo inútil.
Porque los otros solo ven un rostro
un cuerpo
y no ven el alma
alma que grita:
¡véanme, tóquenme, siéntanme!
¡llénense de mí!
tengo tanto para ser
tanto para dar.
Nunca llegará a ser.
Y este es el final
de una fila que
ni siquiera tiene principio.