sábado, octubre 26, 2013

Instante

En un lugar del sur, escasos veinte años
y creíamos en un futuro que hoy no es
porque seguramente no debía ser.
Sentíamos que el mundo era nuestro,
lo teníamos todo,
el placer era único, tan único y grande como ha sido.
Esa noche era fría 
y en la necesidad de abrigo fuimos uno
entre las gotas de sudor entremezcladas 
con la humedad del cielo, una lluvia palpable,
que agotó nuestra materia,
nos pesó los hombros
y nos dejó caer rendidos de pasmo.
Y despertamos
y no llovía más
y el sol nos secaba
y era sabido que lo perfecto no permanecería. 
Porque son instantes los que hacen que
esto que fuimos y somos tenga sentido,
todavía tenga sentido.
Hay veces que me pregunto 
por qué tuvimos que despertar.